Allá por el año 1995, los usuarios de PC estábamos «atascados» con los disquetes convencionales de 1,44 MB de capacidad, y que además eran tremendamente lentos. Por fortuna surgió una nueva tecnología, los discos ZIP, que no solo tenían 100 MB de capacidad sino que además eran bastante más rápidos, suponiendo un enorme salto de prestaciones. En este artículo te vamos a contar la historia de este tipo de unidades, y por qué 25 años después aunque han desaparecido del mercado de consumo, se siguen utilizando a nivel empresarial.
En comparación con los disquetes estándar de 1995, las unidades ZIP llegaron como toda una revelación, ya que a diferencia de los disquetes permitían a los usuarios de a pie hacer copias de seguridad de sus discos duros y transferir archivos grandes con facilidad.
En su lanzamiento, se vendieron al pormenor por unos 237 dólares, y los discos ZIP se vendían por unas 23.7 cada unidad.
Originalmente, las unidades ZIP estaban disponibles en dos versiones, una que utilizaba el puerto paralelo (LPT) del PC para conectarse y que por lo tanto funcionaba como unidad externa, y otra que usaba interfaz SCSI interna, mucho más veloz. ZIP demostró ser todo un éxito en la industria durante su primer año enel mercado, y de hecho su creador, Iomega, tuvo problemas para satisfacer la demanda tanto de unidades como de discos.
En comparación con los estándares de la época, el diseño industrial de las unidades ZIP llegó como un soplo de aire fresco y moderno. Con su color índigo profundo se destacó en una época en la que casi todos los PCs tenían ese horroroso color beige amarillento. Pequeño y liviano, las unidades ZIP tenían un tamaño de aproximadamente 7.2 x 5.3 x 1.5 pulgadas, y pesaban bastante poco por lo que las unidades LPT eran muy portátiles.
El diseño se distanció de todo lo que había en la época con detalles como las seis patas de goma que permitían colocar la unidad tanto en vertical como en horizontal, su conector de alimentación era acodado para ocupar menos espacio, y además una pequeña ventana transparente en la parte superior permitía ver la etiqueta del disco ZIP insertado sin necesidad de sacarlo.
Posteriormente, Iomega introdujo una tercera variante de estas unidades ZIP que encajaba en las bahías de 5,25 pulgadas de los PCs de sobremesa estándar, pero aunque éstas eran más rápidas, las unidades externas siempre fueron más populares.
Tras dar formato a un disco ZIP original de 100 MB (en MS-DOS o Windows), tenían una capacidad de aproximadamente 96 MB, lo que significa que podías almacenar en torno a 70 disquetes de 1,44 MB en su interior como si nada. Con unas dimensiones de 4 x 4 x 0,25 pulgadas, solo eran un poco más grandes que los disquetes de 3,5 pulgadas tradicionales en aquel entonces, solo que además eran mucho más resistentes.
El funcionamiento de estos discos ZIP era igual que el de los disquetes: contaban en su interior una unidad magnética que rotaba, pero en este caso lo hacía a nada menos que 2.968 RPM, mucho más rápidos que los disquetes y por lo tanto entregaban un rendimiento muy superior.
A lo largo de su vida, la marca ZIP tuvo tres tamaños de disco. Tras el lanzamiento inicial de unidades con discos de 100 MB de capacidad, Iomega lanzó una unidad de 250 MB en 1999 que costaba 199 dólares en aquella época, igual que las primeras unidades lectoras. En 2002 la compañía lanzó el ZIP 750 de 750 MB por 180 dólares, y además estas unidades eran retrocompatibles con los discos ZIP de 100 y 250 MB.
En la imagen de arriba podéis ver las tres unidades ZIP que había: arriba a la izquierda la ZIP 100, arriba a la derecha la ZIP 250 y finalmente la de abajo en el centro es la última de ellas, la ZIP 750.
Realmente, podemos decir que han desaparecido del mercado de consumo pero no han desaparecido del todo ni han dejado de fabricarse, dado que por herencia siguen siendo utilizadas en el mercado empresarial a pesar de su baja capacidad (para los estándares modernos, claro, porque en aquellos tiempos eran increíblemente grandes).
La introducción de medios y unidades CD-R de bajo coste y de manera general, que podían leerse con cualquier unidad CD-ROM estándar, comenzaron a consumir la participación del mercadp ZIP en las copias de seguridad extraíbles. Las empresas también comenzaron a generalizar las redes de área local (LAN) en números cada vez mayores, y permitían la transferencia de archivos sin necesidad de medios extraíbles. En otras palabras, comenzaron a utilizarse servidores de datos y de copia de seguridad.
Para ese entonces las disqueteras y los disquetes de 1,44 MB ya habían desaparecido prácticamente, y en la década de los 2010 la llegada de los DVD terminó de condenar también a los discos ZIP en el mercado de consumo, ya que proporcionaban medios extraíbles igual de duraderos pero con una capacidad muchísimo mayor y con un mayor rendimiento. Esto aunado a la proliferación de los servidores de archivos, pen drives USB e incluso NAS domésticos para copia de seguridad, hicieron que las unidades ZIP ya no tuvieran sentido.
Sorprendentemente, incluso a día de hoy las unidades ZIP no están muertas del todo ya que varias compañías (especialmente bancos y empresas de aviación) todavía basan su infraestructura en estas pequeñas unidades, así que se siguen fabricando.